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martes, 17 de enero de 2012

Sunday's Diary III

24 de octubre de 2015

¿Realmente nuestras parejas nos conocen tan bien cómo pensamos? ¿Realmente conocemos nosotros bien a nuestra pareja? ¿O la verdad es que simplemente escondemos más de lo que queremos admitir y ella igual?

¿Qué haces cuando te has topado con que hay algo que has estado escondido y no has querido admitir? ¿Qué pasa entonces? ¿Ese refugio que encontramos en nuestra pareja se vuelve inseguro? Cuando creemos que van a averiguar eso que escondemos en el momento que deliramos, estamos de mal humor, cansados... En esos momentos en los que realmente creen que ven todo de nosotros. ¿Qué pasará si ellos descubren que les escondemos algo?

Que escondemos inseguridad. Ansias de libertad. Deseo de soledad. ¿Qué pasaría entonces? ¿Tan injusto sería querer gozar de esa libertad, de esa soledad y de seguridad de otra manera que no sea en pareja? ¿Cómo se dice? Excusas. Siempre buscamos excusas... o al menos seguro que eso es lo que piensa la otra parte. Que allí les dejamos, con una mano en el corazón y en la otra excusas que ni nosotros entendemos... ¿Qué pasa si no son excusas y es la verdad?

Pasaron seis meses y le dije adiós... “Un placer coincidir en esta vida”, pero no solo había sido eso. Había algo más en lo que compartimos en esos seis meses llenos al menos por mi parte de confidencias y ansias de volver a verle. Sé que seguiremos compartiendo momentos, pero no con la misma intimidad y la misma confidencialidad. Me niego a perder una parte de mi vida que ha sido importante. Ya he perdido bastante... aunque no me quejo, tengo la mejor figura paterna que podría haber pedido jamás.

Me siento mal. Sé que voy a hacerle daño a una persona que ni siquiera se lo merece... ¿pero qué hago sino? Seguir mintiéndome a mí misma y a él en el proceso. Lo veo demasiado injusto y más para él que para mí misma...

Es una de las cosas más difíciles que voy a hacer en la vida.

Definitivamente.

18 de diciembre de 2015

Siempre dicen que es algo especial y que surge de forma espontánea, no es algo premeditado, no es algo que fueses con la idea de hacer. La idea de una tarde tranquila y normal puede acabar perfectamente de esa manera. Puedes cruzar la línea sin darte apenas cuenta y sin poder hacer nada para detenerlo. Pierdes el control de tu cuerpo y tu mente. Te dejas llevar por aquellos deseos escondidos y llegas hasta el final en una mezcla de éxtasis y locura. Es como si viajaras en una montaña rusa. Los primeros momentos sientes ese hormigueo en la boca del estómago... Ese mismo que te avisa de que algo excitante va a pasar. El que te advierte y tú decides ignorar.

Te dejas llevar y aunque el miedo te invade, aunque sientes que no vas a poder con ello... A pesar de todo acabas disfrutándolo. No es lo que esperabas. No es lo que te decían. Te sientes torpe e incluso ridícula y la vergüenza se apodera de ti, después de todo es la primera vez que alguien te ve de aquella manera. Sin ropa de por medio. Sin tapujos. Totalmente al natural. Incluso notas ese calor invadir tus mejillas que te hace bajar la mirada unos segundos antes de sentir su calidez contra tu cuello y un escalofrío agradable recorre toda tu espina dorsal, dándote la sensación de que no vas a poder mover un músculo.

Bajé la mirada en ese instante encontrándome con aquellos ojos de color miel y pudiendo ver debido a la cercanía esas pequeñas motas de color verde que los decoran, como si de un cuadro imperfecto y a la vez perfecto se tratase. En ese momento tuve la sensación de que eran incluso un espejo en los que veía reflejados mis ojos azules. Notaba su aliento contra mi cara mientras me sujetaba con fuerza contra él, como si temiese que por algún motivo fuese a desaparecer. Como si temiese que de un momento a otro fuese a salir corriendo de aquel lugar.

Recuerdo haber dicho que no me iba a mover de allí y noté como la presión bajaba notablemente. Esbocé una sonrisa justo antes de él acortará la distancia y me besase sin que yo realmente lo esperara. Mis dedos se perdieron entre las hebras de oro de su cabello mientras ampliaba la sonrisa después de que volviese a separarse. No recuerdo que dije pero le hizo sonreír y eso me bastó. Solo espero que el recuerdo se mantenga tan vívido en mi mente como lo conservo en estos momentos.

Sino al menos tendré estas palabras para recordarlo.

¿Qué más puedo pedir en realidad? Además... No ha sido con un completo extraño. Siempre ha sido una persona especial para mí. Y sí, durante mucho tiempo llegué a imaginarme todo esto con Jacques hasta que me di cuenta de que no era la persona adecuada para mí, que posiblemente yo estaba preparada para dar el paso y él no. Realmente nunca lo sabré, porque nunca se lo pregunté. Es solo una sensación que vaga por mi mente cuando pienso en ello...

Y existe una posibilidad de que él tampoco sea la persona adecuada. Lo sé y no me da miedo haberme equivocado. Todos cometemos errores... Pero de una cosa estoy segura ahora y sé que nunca cambiará: ha sido especial y eso ni la persona más adecuada y maravillosa del mundo podrá cambiarlo jamás. Nunca lo olvidaré. Nunca le olvidaré por muchos años que pasen y por muy lejos que podamos llegar a estar el uno del otro.

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