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jueves, 26 de enero de 2012

No se puede huir del pasado. Parte 2

Punto de vista de Wendolyn
“Sí, claro que me he enterado”. No esperaba menos. Apartó sus ojos azules unos segundos. En realidad gozaba de una suerte increíble, sino fuera por Sunday no sabía que hubiera sido de ella en esos momentos. ¿Cómo podría haber empezado a sobrellevar eso? ¿Cómo podría algún día superarlo? Solo porque ella estaba allí con ella, sabía que estaba siendo capaz de seguir adelante, porque era ella la que le había enseñado a la luz, la que la estaba guiando y agradecía a quien fuese el responsable de haberle dado aquel regalo, por mucho que a otras personas en el pasado les hubiese podido parecer una “desgracia”.

No sólo había sido un regalo en aquellos momentos, había sido lo único que en silencio la había mantenido siempre unida a él. Había sido el mejor regalo que podía haberle dado. Había sido la niña de los ojos de su padre que la había ayudado en cada paso de aquella aventura que a ella con diecinueve años le venía un tanto grande. Había estado siempre allí para ella, para las dos y por muchos años difíciles que hubiesen tenido y muchas cosas que hubieran tenido que aprender para darle a ella la oportunidad de pertenecer no solo al mundo mágico, sino también al muggle, habían valido la pena. Ahora era cuando lo veía todo claro.
- Tengo la mejor ayuda del mundo... – Alguien que había vivido con aquello muchos años. Esbozó una sonrisa mientras volvía los ojos hacía él. – Así que podría decir que lo llevo bastante bien, cuesta hacerse a la idea de que ya no... podré hacer... magia. – La palabra se le había quedado atorada en la garganta. Su varita había quedado en manos de los Brigadistas y posiblemente ya hubiese sido pasto de las llamas, pero por una parte incluso lo agradecía. Haber sabido que estaba en aquella casa, tener la tentación de agitarla y ver que no pasaba nada hubiese sido mucho peor.

Los ojos de la mujer siguieron los movimientos de Gerry y no pudo evitar que una nueva sonrisa se formase en su rostro cuando vio como se acercaba a las fotos. Sintió como su el bombeo de su corazón se aceleraba ligeramente, como si aquel secreto fuese a salir a la luz en ese preciso momento después de tanto tiempo – Eso dice todo el mundo, que se parece a mí – Aunque quizá ella era la única que en alguna ocasión le había visto algún parecido con él. Era algo inevitable. Se quedó unos segundos parada donde estaba cuando aquella pregunta salió de sus labios. ¿Y qué esperaba? ¿Qué no preguntase? ¿Qué no se interesase?

Una parte de ella deseaba decirle quien era aquella chica. Deseaba decirle que era su hija, que se había perdido casi veinte años de su vida, que tendría que haber vuelto antes, que nunca debería haberse marchado. Incluso que por qué tenía la cara de aparecer después de tanto tiempo. Que ahora ya nada importaba, que el pasado en el pasado había quedado, pero la realidad era muy distinta. Por mucho que hubiese intentado darle a Sunday una figura paterna que no fuese su abuelo, nunca había conseguido estabilizar ninguna relación y cuando cumplió los seis años empezó a darse por vencida. Cuando la pequeña no dio signos de magia y descubrieron que era squib, se convenció de que nadie querría ser el padre de una niña que no pudiera hacer magia y decidió volcarse en ella y en su trabajo. En gran parte aquella niña de ojos azules que hacía sonreír tanto a su abuelo, se había convertido en el gran amor de su vida.

Y lo peor era que el pasado seguía importando y no se había dado cuenta hasta aquella noche.

En contraposición otra parte de ella no quería decirle directamente que también era hija suya, quería seguir siendo egoísta y guardarse aquello para ella. Como hacía veinte años. Ya lo descubriría por sí el destino así lo quería, después de todo no había que ser demasiado listo para darse cuenta.

- Cumplirá veinte años en Diciembre.

¿Acaso eso no era una pista ya demasiado grande? Tampoco era tan difícil hacer las cuentas.

Punto de vista de Gerry

La mejor ayuda del mundo. Sonrió, a pesar de no saber si se estaba refiriendo a la hija que tenía o alguien más especial. Fuera como fuera le alegraba saber que contaba con ayuda para superar aquel trance. Desearía poder ser él, pero a aquellas alturas de la vida no sabía si la británica iba a dejarle entrar en su vida otra vez como hacía tantos años.

- Normal… - murmuró. A él también le costaría hacerse a la idea de algo así, sobretodo porque era algo con lo que había contado toda su vida. Era parte de ellos y era realmente una crueldad que te lo arrebatasen de la manera en como se lo habían hecho a ella. – Me alegro de que al menos tengas esa ayuda… Hay otros en tu misma situación que ni siquiera tienen eso – Pues había llegado a oídos de Gerry que Wendolyn no era la única que había sufrido aquel destino y que además otro de los afectados era de aquel mismo pueblo.
“Cumplirá veinte años en Diciembre”. Sonrió de forma inconsciente mientras echaba otro vistazo a las fotos sobre la repisa de la chimenea hasta que la palabra “Diciembre” volvió a resonar en su cabeza como si quisiera darle la respuesta a algo. Diciembre. Noviembre. Octubre. Septiembre. Agosto. Julio. Junio. Mayo. Abril. Él se había marchado hacía veinte años a mediados de Mayo lo cual implicaba que… - ¿Has dicho Diciembre? – en realidad no necesitaba la confirmación a aquella pregunta, lo había oído perfectamente. Eso quería decir que... – ¿Por qué no me dijiste nada? – Fue lo primero que se atrevió a preguntar cuando estuvo totalmente seguro de lo que todo aquello significaba, pero sobretodo cuando se percató de lo mucho que podrían haber cambiado sus vidas si ella hubiese dicho algo en su momento.

En ese momento pensó que ella se había comportado como una persona egoísta al guardarse aquello no solo en aquel preciso momento sino a lo largo de todos los años que habían ido pasando. Le había quitado la oportunidad de poder hacer la elección de quedarse con ellas en lugar de hacer lo que estaba prescrito.
- Sabes perfectamente que habría vuelto... En realidad tendría que haberlo hecho de todos modos – Era algo de lo que estaba seguro que se arrepentiría el resto de su vida. El no haber plantado cara a sus padres, haber roto aquel compromiso que lo había mantenido atado a Rhiannon y haber vuelto con ella. Con aquellos ojos azules que tanto le habían atraído desde un principio – Lo siento Wendolyn, lo siento mucho... Nunca debí dejarte sola.

Había pensado muchas veces en cómo se sentiría cuando le pidiese perdón, cuando dijera aquellas palabras y no pudo menos que sentir como se quitaba un peso de encima. Un peso que había estado cargando todos aquellos años. El silencio que se formó le hizo sentirse incómodo e incluso dar unos pasos por la estancia antes de que la pregunta quizá más oportuna en aquellos momentos saliera de su boca. - ¿Cómo se llama? – Necesitaba saberlo. Quería saberlo.

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